Una semana ha pasado desde que, sentado en una mesita de un albergue al que espero no volver y cuya visita sólo deseo a mis peores enemigos, escribiera la última entrada de este parte Erasmus. Y sí, señores, sí, la cosa ha cambiado.
Alguien debió de rezar por mi (Te-Tes, sé que has sido tú) pues conseguí abandonar aquel antro de nombre australiano para pasar a mejor vida. Entendamos por mejor vida un piso compartido con Giacomo muy cerca del metro, y donde no se te ven vulnerados tus derechos fundamentales como era en el caso anterior. Aquí estaremos hasta que podamos entrar en el piso que hemos alquilado para el resto del año (lo cual será en breve). Por cierto, pude visitar el piso y me ha gustado mucho, la habitación doble nuestra es muy grande (pero mucho) y tiene cerca muchos comercios estratégicos (AKA lisientos).
Spontini = love |
Entre pizzas y focaccias por fin he podido conocer Milán. Antes de venir no hubo nadie que me dijera que la ciudad era bonita, que era gris, fea, llena de cables y una porquería comparado con el resto de Italia ¡Mentiras! Me recuerda a Madrid: ciertamente es un tanto gris, pero a cada rato ves edificios magnánimos que pasan desapercibidos y que en otras ciudades serían monumentos, tiene una de las plazas más impresionantes que haya visto, una catedral única, y muchos cables por todas partes para alimentar las farolas y el desfasado sistema de tranvía ¿Que eso es feo? Pues a mi me gusta ¿vale? Otra cosa que mola de Milán es que es muy polifacética, lo mismo hace tres fermatas estabas en el Duomo rodeado de gente que lleva sombreros de noche y ahora te encuentras en Navigli tomando una cerveza en el río rodeado de gente de lo más variopinto ¡Ya os contaré más de Navigli! Es una pasada de sitio, lleno de bares, buen ambiente y precios asequibles. Sí señores, aceptémoslo, Milán es caro, pero afortunadamente el ingenio Erasmus no tiene límites y siempre hay formas para el estudiante extranjero de sobrevivir sin sangrar demasiado (eso sí, un alto alquiler ni 7'5€ de menú en la universidad no te lo va a quitar nadie).
Una de cables. |
Como no podía ser de otra manera echamos un día en la Expo 2015, que va sobre comida y cosas así (lo de la comida debía de ser anecdótico, porque no me cogió ninguna degustación ni nada parecido). Está ubicada un tanto lejos, pero afortunadamente llega el metro hasta Rho Fiera por unos "módicos" 2'5€ ¿Mola? Sí ¿Habría pagado la entrada de 10€ por entrar? Sí ¿Habría pagado mucho más? No. Que decir tiene que tenía en los pies dos ampollas más grandes que Las Ventas, más heridas que Homer después de caer dos veces por el acantilado, y una semana de apenas dormir gracias a los sonidos ambientales del albergue, pero de no haber sido el caso tampoco creo que la hubiera disfrutado mucho más. Además, hay tanta tanta tanta gente que apenas puedes disfrutar de las actividades sin tragarte una cola exasperante (¡hasta 6 horas de cola!). Eso sí, el espectáculo del Árbol de la Vida estaba genial, lleno de juegos de luces, música y fuegos artificiales.
Llegados a este punto tengo que confesar que no había tenido la necesidad de hablar italiano, pero llegó el momento de salir de fiesta por primera vez. No, el italiano no se aprende tras la segunda cerveza, pero se le va cogiendo el tonito. Si hablan rápido habitualmente, imaginaos con dos copas encima. Lo de sonreír y asentir es válido hasta que la respuesta a la pregunta que te han hecho va más allá de un monosílabo, cuando te preguntan Dove sei? y respondes Sí es que en breve la conversación pasará al inglés, no antes sin un cutre Scusa, io non parlo italiano. Pero oye, que llevo aquí nueve días, ya aprenderé con el tiempo.
Fiesta española en Old Fashion. Parada obligatoria los miércoles. |
Dicho esto, también hay que decir que he comprobado científicamente que en Milán se habla más español que italiano. Es un hecho, no hay discusión. No sé si es que somos una especie de plaga o brote pero es que allá donde vayas hay un grupito de españoles. Igual es que somos los más fiesteros, porque de momento en todas las fiestas a las que he ido he terminado juntándome con otros españoles. Hablando de precios, Erasmus y fiestas, consejo del día: ve a todos los aperitivos que puedas ¿Por qué? Pues porque por 6€ (si no es gratis) tienes un buffet libre donde juntar reservas para lo que queda de semana, y además normalmente después hay una fiesta Erasmus cercana de "10€ 2 copas".
Así pues, albergue mediante, fiesta a través, o por obra y gracia de las organizaciones Erasmus, en unos días conoces a un buen grupo de gente con los que (aunque no sepas cómo) te terminas encontrando una y otra vez por las calles y con los que acabas haciendo un grupo de Whatsapp.
Y esto ha sido todo hasta ahora. No, no ha sido todo parti jard ni turismo ni hacer el gamba por Milán. En cuanto acabe de escribir estas palabras voy a seguir con mi querido TFG y a esperar la respuesta de mi amado delegado de movilidad, que me tiene que dar su beneplácito para hacer un importante cambio de asignaturas que me coinciden.
Hasta aquí el parte de guerra Erasmus del día de hoy. Espero que en el próximo os pueda contar que ya hablo un poco mejor italiano, que he acabado (por enésima vez) el TFG, que me han hecho el cambio de asignaturas (lo que me haría inmensamente feliz) y que me lo he pasado genial en el Oktoberfest (¡allá que vamos!).
PD: Hecho más que importante y que se me olvidaba ¡Al lado de nuestro piso hay un puesto de Salchipapas! El mito resultó ser verdad.
PD: Hecho más que importante y que se me olvidaba ¡Al lado de nuestro piso hay un puesto de Salchipapas! El mito resultó ser verdad.
jajjaajajajaj es que no puedo parar de reir con el niño de las salchipapas... bueno, veo que te va muy bien... a seguir disfrutando!!
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