¡Camarero, una de #WelcomeWeek!

  Hola jojonautas ¿qué tal todo? Yo me encuentro tumbado por vez primera tras muchos días en una cama individual, en la que va a ser mi casa durante el próximo año. Sí, el panorama ha cambiado sensiblemente desde la entrada anterior: aunque sigo hablando el italiano tan bien como el zulú, ya por fin puedo decir que mi vuelo de Erasmus Airways, tras algunas turbulencias, ha terminado de aterrizar, y que tras tres semanas de tumbos y sobreoscilaciones, la cosa empieza a estabilizarse ¿Eso es bueno? Según se vea, mi cartera (yaciente en el suelo y cubierta por lágrimas) me pedía ya volver un poco a la vida normal, al igual que mi ropa acumulada sin lavar; pero por otra parte ello implica el inicio de las clases y el fin de las múltiples fiestas de bienvenida ¡Pero no vayamos tan rápido! Como decía Jack el Destripador antes de atacar a una víctima: “Vamos por partes”

  La anterior entrada terminaba justo antes del comienzo de la Welcome Week milanesa ¿Que qué es eso? Pues una semana durante la cual tanto la universidad como las asociaciones de estudiantes adscritas organizan eventos y actividades especiales dedicadas a los alumnos internacionales, ya sea para integrarlos en la comunidad estudiantil local ([Estudiante internacional]' ---> [Estudiante Internacional]), para que se conozcan entre sí, para que te metan miedo con lo difícilhorriblearduoimposiblesofocanteexigentemecagüen que es el PoliMi, o simplemente para tener otra excusa para salir un día más de fiesta.

Suponiendo ruptura de
20kV/mm... ¿60 MV? Impozible.
  En cuanto al ámbito institucional,  nos citaron el lunes a un mol de estudiantes internacionales a la misma hora, todo para que te den una bolsita con el logo de la universidad. Porque señores, digámoslo claramente, si no vas a ninguna de las reuniones ofrecidas no pasa nada, lo único importante es hacer la matrícula online ¡Ah, y una cosa más! También te dan tres vales para comer gratis, y eso merece todas las colas del mundo. A parte de todo ese rollo también te ofrecen un tour por todo el campus universitario (en mi caso el de Leonardo) durante el cual descubrirás las aulas donde pases la mayor parte de tu tiempo, así como un aislador eléctrico más largo que un día sin pan (foto adjunta para escala).

Sí, el que ha quedado último, ese soy yo.
  Por parte de las organizaciones estudiantiles (AKA ESN, apúntense ese nombre porque lo van a necesitar), cada día había algo que hacer: bolera (puntuación adjunta), pizza party, fiesta, visita a la terraza del Duomo, fiesta, visita Castello Sforzesco, fiesta y más fiesta en Munich (ahora hablaremos de ello). Estos días son muy buenos para conocer gente de otros países, pues muchas de las fiestas están reservadas para Erasmus. Especialmente graciosa es la del semáforo, sí sí, esa en la que coges el amarillo por amor propio y en la que más de un “rojo” borracho termina tirándole la caña a un “verde”, dando este por respuesta una bomba de humo profesional. Otro de los objetivos de estas fiestas es aprenderse el magnánimo himno de la ESN de Milán, que aunque al principio (y después) te resulte ininteligible, con el tiempo te terminará gustando y lo cantarás “a grito pelao” brindando con jarras de 1L de cerveza en la caseta de HB (no sin aumentar el odio hacia los italianos por parte de los alemanes).

Terraza del Duomo. Esa torre fea del fondo al
parecer es famosa.
  Que decir tiene que no pude apuntarme a todas las fiestas, pues el cambio de piso nos pilló de por medio. Acudimos a nuestra cita semanal con el buffet de Old Fashion para coger fuerzas, pues el jueves nos tocó cargar toda la ropa de un año (comprimida en unas maletas) en un taxi que apareció por la calle como Gandalf por las lomas del Abismo de Helm ¿al quinto día, al alba, y por eleste? No, rodeado por una aureola sagrada, pues el pateo de un piso a otro pintaba peor que el de Frodo y Sam hasta Mordor. Tras pagar la clavada pudimos por fin entrar al piso ¡Qué alegría, qué alboroto, por fin una cama limpia, lavadora, cocina, armarios,…! MENTIRA. Bueno, a ver, mentira no, pero la primera impresión fue de desolación absoluta. Al llegar no teníamos sábanas, mantas, gas en la cocina, horno, algo que nos alargara el brazo para llegar a nuestro armario de gigantes, internet,… A estas alturas ya tenemos gas y mantas, aunque nuestros brazos siguen igual de cortos y el horno está en huelga. Lo peor de todo es que seguimos sin internet, eso es, ya mañana cuando vaya a la universidad subiré la entrada, pero como sigamos así lo vamos a pasar mu mal (en un día he consumido el 30% de datos de mi tarifa semanal). Pero no todo es malo, ya no tenemos a vecinas espontáneas que se asomen al balcón del patio a gritar “Vergogna!”, y por fin he puesto mi primera lavadora (lo de la plancha lo haré cuando esté mentalizado).

  Hoy ha llegado nuestro compi de piso, a pesar de llamarse Luigi no tiene gorro verde, pero es muy majo el chaval; mañana llegará el restante y estaremos todos. La mala noticia es que los tres son ingenieros civiles, la buena es que si queremos una reforma rápida ellos se ponen rápidamente el peto, cogen la espátula y levantan un muro en un periquete. A lo largo de esta semana nos pondremos de acuerdo en los temas de limpieza, espacios para cada uno y tal, y entre los cuatro igual conseguimos echar esto para adelante.

Castello Sforzesco
  Esto de empezar a ser independientes por primera vez provoca escenas muy graciosas e increíbles ¿Habíais comprado champú alguna vez? Sí ¿no? Vale, ¿y solos? Ajá, las risas se tornan en muecas y la piel se eriza. Si ya es angustioso el rato que te quedas solo en la cola esperando a tu madre mientras coge los tomates que se le han olvidado, imagínate los 10 minutos observando un pasillo llenos de tarros de colores aparentemente todos iguales. 10 minutos de sufrimiento impertérrito en los que te planteas hacer un par de llamadas internacionales a casa, pero de los cuales te termina rescatando Carrefour y su marca Discount. Sí señores, hay un champú Carrefour Discount, total, ya me iba a quedar calvo, así que tampoco puede pasar nada malo. Otra muy graciosa fue la del gas, allí estábamos dos ingenieros en proceso mirando una tubería con dos válvulas; no tuvimos que recurrir a nuestros conocimientos de combinatoria para saber cuántas posiciones teníamos que probar, pero igual hubiera dado, pues aquello no tiraba “Giro la válvula ¿Funciona? Pues giro la otra ¿Tampoco? Pero si así estaba al principio, bueno la giro otra vez”. Lo que tardamos nosotros en encontrar la primera válvula fue lo que tardó el portero en arreglarlo ¿Cómo? No lo sé, pero lo que sí que sé es que ya le debemos un panettone por navidad. Palabras textuales: “Así funcionan las cosas en Italia”.

Caseta de HB, 9:00 AM.

Bebiendo cerveza de 1L, 9:30 AM.
  Hablando de temas más alegres, para poner fin a la semana y a la Welcome Week nos apuntamos a una excursión a la Oktoberfest. Al punto de encuentro fuimos, sobre las 9 de la noche, y como buenos sureños no salimos hasta las 11. El viaje fue bastante incómodo, tras hablar con mi compañera portuguesa sobre todo un poco y pelearme con el €#@!@#! Brasileño de delante por echar su asiento hacia atrás, tocaba por fin dormir, pero entre aduana y aduana y parada y parada, apenas pude echar una cabezadita. Cuando me terminé de despertar parecía un borracho tras una noche épica, del Milán nocturno habíamos pasado a los Alpes por la mañana, una preciosa estampa que daba buen pie al resto del día. Al llegar hicimos acopio de fuerzas en forma de bollitos y zumos (it’s free!), los cuales no había que agitar, pues del frío que hacía los tiritones ya los mezclaban solos. A eso de las 9 de la mañana llegamos a la Oktoberfest, y en menos de media hora ya tenía en la mano la primera (y última : ( ) cerveza de 1L. Lo de la Oktoberfest es como una feria española, pero en lugar de casetas hay mega tiendas llenas de mesas, gente y camareras alemanas pasando con 5 jarras llenas en cada mano. Y poco más, aquello va de beber, beber y pasarlo bien. Aunque no te guste la cerveza (lo sé, en latino es una mierda) merece la pena ir, por disfrutar del ambiente y contemplar la transformación de alemán frío a alemán contento (3L de cerveza mediante). Así pues, el domingo a las 6 de la mañana ya estábamos en casa, con un gran día a nuestras espaldas y dispuestos a dormir y a dejar todo listo para el inminente inicio del curso. 

  En la anterior entrada hice un breve wish list, y aunque he terminado el TFG, sigo sin saber si mi querido Delegado de Movilidad dará por buena mi modificación del acuerdo de estudios, lo cual a más tardar debería de saber antes del miércoles, pero me da la sensación de que se va hacer de rogar. Modificación: Como decía Keynes, cuando esperamos que ocurra lo inevitable sucede lo imposible, y entre la redacción de esta entrada y su publicación me ha respondido mi querido Delegado, dando por buena la modificación, así que... ¡A celebrarlo por todo lo alto! Una vez cumplido mi sueño Erasmus, para la próxima sólo espero poder decir que Como es precioso, que Alcatraz ha estado genial, y que ya tengo internet en casa (que tampoco es poco).

  Así pues, aquí tumbado y sin internet termino esta entrada que ha salido un pelín larga (casi media monografía de BI). Pero bueno, si estás leyendo esto quiere decir que has aguantado la chapa como un campeón, así que como recompensa adjunta queda la foto del modelo de un anuncio de queso Gorgonzola que está por toda la ciudad, y cuyo logo es “più lo gusta, più te piace”.

¡Hasta que nos olamos!

2 comentarios:

  1. Me encanta leer tus aventuras! Solo una duda... ¿En serio 2000 palabras de entrada? Wow. Mucha suerte y por el blog nos encontraremos! :D

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    1. ¡2000 palabras Teresa! Si fuera un blog sobre mi monografía te aseguro que a 100 no llegaba :P

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